miércoles, 6 de junio de 2012

Cínicamente muertos

¿Cuántas personas estarán sentadas en este momento delante de una taza de café sin poder dar un solo trago, sin atreverse a mover una mano por miedo a que todo se desmorone ante sus ojos? ¿Cuántos estómagos se encogerán mientras yo escribo estas palabras, cuántos niños nacerán, cuántas personas dejarán de existir? Alguien estará cumpliendo un sueño, o rompiendo otro, ajeno tal vez. Habrá quien esté dando un primer beso y quien esté derramando una lágrima por no poder dar el último. Alguien se habrá reencontrado con su pasado y alguien estará despidiéndose de su futuro. Habrá quien haga cola en el INEM y quien estrene un trabajo mal remunerado. En algún lugar será la hora del café, en otro la de irse a dormir. Yo pensaré en ti y tú pensarás en otra. Algún niño estará dando su primer paso, algún anciano el último. Una mujer sonreirá sin ganas al hombre del que algún día se enamoró. Él se duchará antes de acostarse temiendo que el aroma de la carne ajena pueda llegar a su nariz. Ella lo percibirá pero seguirá sin decir nada.

Habrá quien salga de un coma y quien esté entrando en ese desconocido estado de suspenso. Un niño estará comiendo un una hamburguesa doble con patatas y refresco gigante mientras otro se muere de hambre.
Mi vida seguirá un camino cada vez más lejano al tuyo, y nada de esto llegará a ser del todo bueno o malo, tan sólo será la consecuencia inmediata de lo que implica estar cínicamente muertos.