Alguna vez me pregunta si soy feliz. Se sienta en el suelo, cruza esas cortas y delgadas piernas y me mira como si fuera lo único que pudiera hacer en ese momento. Nunca puedo decirle que no porque estaría mintiendo. Que a mi vida le faltan ciertas cosas o ciertas personas, no voy a negarlo. Pero, de todo lo que tengo, no cambiaría nada.
Otras veces se tira sobre mi y me abraza fuerte, como si por no hacerlo fuera a llevarme el viento o algo así. Creo que teme que un día me desintegre si no me agarra. Mea culpa, los cuentos que yo cuento trastocan su pequeño mundo y a veces no me doy cuenta.
-De mayor voy a ser como "La tata Carmen"- dice en la cocina- ni esposa ni madre.
¡Toma ya! Yo esperaba que dijera que sería enfermera, o que se dedicaría a ser feliz. Ni esposa ni madre. Vamos, toda una Bridget Jones. Hay que ver, lo mal que me ve. ¡Ahora empiezo a entender sus sentidos abrazos!
Me gustan sus "te quiero". Suele soltarlos cuando menos a cuento vienen. A veces, me llama por teléfono y sólo dice eso, que me quiere. Y, si el día ha sido malo, empieza a ser más amable.
Imposible no querer a esa rubia sonrisa, a una alegría tan pura. Imposible no ser feliz .
Qué bonito :) :)
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