viernes, 18 de marzo de 2011

Come what may

Muy bien, haz lo que la sociedad te diga, que ya estamos otros para salirnos del rebaño. Elige el camino fácil y déjate llevar, que nadar contra corriente cansa mucho.
Yo soy más de tirarme de cabeza, pero no sin mirar antes si hay una cantidad de agua suficiente como para no dejar los sesos en el intento.
Es más arriesgado, pero más gratificante. De reprimidos está el mundo lleno, así que o estás conmigo, o puedes irte por donde has venido.
Puedes ser de los que no saben en qué grupo social encajarme, o de los que me clasifican sin conocerme. Hay quien me cree menos inteligente por sacarme treinta años, y hay quien me valora con cuarenta.

Pero vamos, tú sígueles a ellos, como has hecho siempre, y te convertirás en una piedra bien anclada al suelo. Yo, mientras, volaré y te saludaré desde las alturas. Volar es algo que siempre me ha asustado, nunca me parecido del todo seguro eso de no estar en tierra, pero eso es precisamente lo que lo hace interesante y atractivo. Así que, o vuelas conmigo o te quedas con ellos, pero nada de estar levitando sin decidir nada. Si no vienes, no voy a volver a esperarte cuando me lo pidas.
Tiraré de ti siempre que lo necesites, pero has de saber que encontraremos nubes que atravesar especialmente negras. Tú sólo agarra fuerte mi mano, que no voy a soltarte. Y cierra un poquito los ojos, que no por mirar más vas a solucionar las cosas antes.

Si eres de los míos, no pierdas de vista tus sueños, no importa lo viejo que seas, la edad es una medida algo imprecisa creada para limitar tus posibilidades con el paso del tiempo. Mientras estés aquí, persigue lo que quieras perseguir, que el más allá aparece difuminado al final del camino.
Conserva tu dignidad, pero despréndete del orgullo, sólo sirve para alimentar el rencor. Mira a los ojos de la gente y podrás leer lo que no dicen, lo que nunca se atreverán a confesar.
Reserva diez minutos al día para tumbarte en la cama y pensar en todas las cosas que te han hecho sentir bien esa jornada. Intenta conservarlas para la siguiente.
Cuando te hayas convencido, ayuda a los demás, aunque sólo sea a soltar una carcajada. Puede que no lo digan, pero estarán agradecidos. Sonríe tú también, especialmente cuando tengas ganas de llorar. Pero si vas a llorar, hazlo sin miedo y deja que quien te quiere seque tus lágrimas.

Esto es todo. No es muy complicado de cumplir, pero aún hay quién no lo entiende. Si no estás de acuerdo, no cuentes conmigo.

1 comentario: