Puede parecer poco, pero para mi ha sido mucho porque, en un año, tu vida puede cambiar hasta el punto en que se modifique tu manera de ver y sentir el mundo. Afortunadamente, así ha sido.
Parece ser que el tiempo me ha puesto en mi lugar, y no podría haberme colocado mejor.
Ha pasado un año desde que mi madre me despidiera entre lágrimas, desde que felicitara a mis abuelas por su cumpleaños desde esta fabulosa monstruosidad llena de edificios, gente y ruido en la que decidí quedarme. Uno desde que sintiera que quería volverme a casa, desde que no tuviera esperanzas verdaderas puestas en que, aquí, las cosas mejorarían. Y aún no sé cómo logré apretar los dientes y seguir caminando sin romperme, pero sí que sé gracias a quienes. Y es que, sin la ayuda de todos aquellos que me han llevado de la mano o que, desde la distancia, me han gritado: "¡Cuidado con esa piedra!" seguramente no estaría escribiendo esto hoy. Gracias.
Un año, y hace el mismo frío pero otras son las nubes que cubren el mismo cielo. La rutina me ha querido y me ha dejado varias veces, pero, en ocasiones, sigo empeñada en perseguirla por aquello de no perder del todo un hilo conductor que me mantenga donde deseo estar.
No se ha portado mal conmigo, pero tampoco ha sido del todo fácil de llevar. Ha tocado saber lo que es sentirse sola y he descubierto el verdadero valor de la amistad. Esa que, en vez de dejarte caer, deja que lo hagas y te ayuda a remontar. Esa que, además de hacerte reír como nadie, te enseña a llorar sin miedo.
Hoy me pregunto qué sería de mi sin todo lo que he conseguido en estos 365 días, qué me deparará el nuevo año, cuánto tiempo más podré estar celebrando aniversarios madrileños, tocando la guitarra en el retiro, leyendo en el metro, yendo a conciertos cualquier día, celebrando cumpleaños, paseando por el rastro, disfrazándome el día que me de la gana sin importarme que la gente pueda mirar, conociendo a personas tan increíbles como tú o como aquel, esperando las visitas que me hacéis, perdiendo trenes, cogiendo taxis, fumando a medias o conduciendo por Gran Vía en las noches de verano, ¿cuánto tiempo más me dejarás crecer contigo, Madrid?
Espero que sigas creciendo por mucho más tiempo, recuerda que eres el espejo donde me quiero reflejar. De hecho creo que ya empecé a crecer aquí.
ResponderEliminarTienes lo que te mereces y me alegro por ello. Feliz aniversario! :)