miércoles, 1 de agosto de 2012
Pause
No he vuelto a encender la vela que ardía al lado de la tele y nadie se ha atrevido a coger ni una fragmento más de la gallina de chocolate que alguno de nosotros rompió sobre la mesa aquella tarde, temerosos de que algo pueda volver a torcerse por mover alguno de los elementos que ese día acompañaron al cambio de rumbo de nuestros sueños, el pensamiento fantástico es así. Cuando las cosas van bien olvidamos la permanente idea de lo efímero. Nunca quise que se rompiera nada, jamás pensé que fueras a hacerlo tú, de haberlo sabido no habría dejado que nadie tocase ese ave de cacao, dios sabe a qué porcentaje.
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