Quise ralentizar el tiempo y conseguí pararlo, quise volar un rato y mi cabeza terminó chocando contra el suelo. Por estúpido que pueda parecer, tan sólo quise soñar que las cosas que están pasando dejaban de pasar, volver dos años atrás, tragarme las ideas que no me atrevo a compartir con nadie y enterrar la sensación de que nada de lo que hago merece realmente la pena. Pensé que sería capaz de olvidarme, por un rato, de que hay algo dentro de mí que no me deja llevar una vida tranquila y acabé lloriqueando entre comentarios sin sentido.
Me gusta más el verbo compartir que competir, tal vez por eso nunca he terminado de comprender el daño gratuito ni las malas intenciones, y verdaderamente pienso que cuatro palabras aparentemente ordenadas y sentidas jamás podrán sustituir a un buen abrazo.
Pero a quién quiero engañar, sólo intentaba olvidarme de ti sin darme cuenta de que la solución más eficaz sería ocuparme un poco más de mí.
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