Me he cansado de escuchar palabras con mucho valor pero sin ningún significado.
Ya no sé cómo explicarte que cuando das un puñetazo sale moratón. No pienso seguir buscando tréboles de cuatro hojas donde sólo crecen cardos. Que se pinche otra.
Es como reírse sin ganas o nadar a contracorriente. Un reto al principio, una mierda al final.
Ahora es cuando se nota la diferencia entre viajar en preferente o en turista, entre los detalles de unos y las putadas de otros, entre los besos con sal y la sal sin besos.
El calor da asco. En realidad, casi todo me da asco ahora mismo. Si se me cae un tenedor, me da asco recogerlo. Si empiezas a hacer las cosas que dijíste que harías, empezarás a darme asco. No es justo, lo sé. Pero tampoco es justo que seas tan mentiroso y lo tengo que aceptar.
Son esta clase de cosas que incomodan, que no te dejan vivir tranquilo. Y hay algo de lo que no me olvido: aquí lo malo se desecha. Así de fácil.
Así que mejor te quedas donde estás, dejas de escupir hacia arriba, cierras la boca, no te entran moscas y, de paso, no tengo que oírte más.
Mírate los zapatos pero no eches a andar, no sea que desgastes suela. Jura y perjura, pero no cumplas tus promesas, no sea que empieces a parecer mejor persona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario