Hace unos días volví a ver "La Bella y la Bestia". Fue la primera película que vi en el cine, y fue bonito y emotivo reencontrarme con ella en el mismo lugar.
Claro, que desde la primera vez que la vi han cambiado muchas cosas.
Pero no, no voy a empezar a hablar de lo que todo el mundo piensa en situaciones como esa, de los cuentos de princesas en los que suelen creer las niñas, desechados al crecer. Además, todos sabemos que La Bella no besa a La Bestia hasta que vuelve a ser humano.
Paradojas a parte, mientras la veía vinieron a mi mente flashes del pasado. Cosas buenas y no tan buenas que me habían llevado a ese lugar en ese momento con esa persona. Y supe que estaba donde quería estar. Recordé que hacía ya casi nueve meses que había tomado la decisión que ha cambiado mi vida. Y sí, es cierto que, en su momento, lo hice un poco a la ligera, echando una moneda al aire, pero no por ello ha sido menos importante.
Hay cosas que se hacen en el momento preciso y acertamos. Aunque también es verdad que hay cosas que ni siquiera tienen su momento. Aún no se cómo supe verlo o intuirlo y, con agua en la piscina, no cuesta tanto saltar. Te mojas y al principio el agua está helada. Pero si sabes moverte aprendes a flotar y entras en calor.
Hay mañanas en las que salgo de casa y pienso que nunca voy a ser más feliz. Y, tras ese pensamiento viene otro cargado de miedo. La felicidad es un arma de doble filo. Hoy estás nadando en agua cristalina pero nadie puede asegurarte que mañana vayas a estar igual. Que, por suerte o por desgracia, ya conocemos el fango.
Soy feliz. Terriblemente. Y se que este es, lo que llevo llamando durante veinticuatro días, "el buen noviembre". Ya era hora. Si hace un año alguien me hubiera dicho que era posible nadar en agua limpia le habría mandado al infierno (o le habría invitado directamente al mío). Y ahora se que es posible. Adoro el invierno. Porque aunque haga frío, se moverme y entrar en calor, y ya no hay ni perros negros ni lluvia con lágrimas. Y tengo tanto miedo. Porque si hay una cosa clara es que, digan lo que digan, nunca fue lo mismo el tres-dé que la vida real.
Miedo? la vida es caer y levantarse, precisamente esos levantamientos son los q dan la felicidad momentánea...Lo demás corre a cuenta de tus coleguis :). Mientras tanto q dure q dure...Somos las amas, no lo olvides.
ResponderEliminarPD. Hay q hacer letra para el" buen noviembre".