Piensas que no, que no te está pasando a ti, que tu vida sigue en orden, que sigues tranquila en tu estúpida rutina. Pero un día terminas reconociendo, entre sollozos, que no es así, que el espantoso caos ha vuelto.
Y ni siquiera sientes tristeza, ni enfado, sólo cierto cansancio y un poco de decepción. Creer en alguien es un arma de doble filo y yo me he cortado con el más afilado de los dos. Sangro otra vez, pero ya no duele. Tan sólo ocasiono ese pequeño estropicio de teñir el suelo de rojo.
Y bebo, creyendo que así las horas pasarán más deprisa y de manera menos dolorosa. Y ocurre, pero despertar sabiendo que se está mejor soñando no es sencillo.
La gente te dice que el tiempo todo lo ordena, que solamente tengo que aprender a no volver a cometer el mismo error, sin embargo, es difícil evitarlo cuando piensas que lo que estás comentiendo no es precisamente un error.
Da igual par o impar... si sabes que la jugada la vas a perder es mejor esperar paciente y apostarlo todo cuando sepas que ganarás o incluso cuando vayas al 50%, pero no malgastes las fichas en un juego perdido. Hay tanto ahí fuera... ;)
ResponderEliminar