Puedo quedarme aquí todo el tiempo y esperar a que vuelvas o seguir caminando para que no me atrapes más veces. Puedo decirte lo que no pienso y seguir sintiendo lo que no digo, abrazarte con fuerza y arañar tu esperanza. Puedo ser más lista que tú si consigo olvidarte, recurrir a cerilla y gasolina para ver arder una historia más muerta que viva. Nadie recordará habernos visto por Gran Vía, nadie sabrá que cruzamos Madrid andando un día.
Y tú podrás decir que ya lo sabías, que son tonterías, que nadie consigue atravesar tu escudo, que las heridas que un día sangraron han hecho callo, que no te quemarás ni morirás asfixiado porque te crees un ser supremo. Pero ambos sabremos que el vacío y la tristeza son esos amigos que siguen tus pasos, aunque jamás llegues a reconocer haber llorado al verles las caras, aunque niegues que juegas con las personas por no saber amarlas.
jueves, 9 de febrero de 2012
miércoles, 8 de febrero de 2012
Las horas
"Quizás sería maravilloso decir que te arrepientes, ¿pero acaso puedes arrepentirte cuando no hay alternativa? Nadie va a perdonarme".
miércoles, 1 de febrero de 2012
"Por ti lo haría mil veces"
Hay personas sobre las que no puede escribirse mucho, no porque no haya cosas que decir sino porque no siempre se encuentran palabras que puedan explicar lo que significan para nosotros o porque la sinceridad, hoy en día, suele pagarse cara.
Es una pieza sin la que mi puzzle no podría terminarse y cada día estoy más segura de que apareció para hacerme ver cosas que antes no veía, para evitar que perdiera la fe en lo que hacía cuando hubo gente que quiso hacerme dudar de mi capacidad; y para prevenir que, en ningún momento, me traicionase.
Me ha demostrado que la amistad no siempre tiene edad y me ha dado consejos desde la experiencia de quien ha vivido veinte años más que yo. Es fuerte y diferente, no le hacen falta focos para brillar ni alas para volar. Un modelo de superación, mi ejemplo a seguir.
Si sufre, yo sufro, y si podemos repartir la pena para que pese menos, lo haremos.
Hoy la escribo para que recuerde que las oportunidades no se extinguen por muchos golpes que la vida nos quiera dar, y para que sepa que tiene mi mano tendida al otro lado del dolor.
Es una pieza sin la que mi puzzle no podría terminarse y cada día estoy más segura de que apareció para hacerme ver cosas que antes no veía, para evitar que perdiera la fe en lo que hacía cuando hubo gente que quiso hacerme dudar de mi capacidad; y para prevenir que, en ningún momento, me traicionase.
Me ha demostrado que la amistad no siempre tiene edad y me ha dado consejos desde la experiencia de quien ha vivido veinte años más que yo. Es fuerte y diferente, no le hacen falta focos para brillar ni alas para volar. Un modelo de superación, mi ejemplo a seguir.
Si sufre, yo sufro, y si podemos repartir la pena para que pese menos, lo haremos.
Hoy la escribo para que recuerde que las oportunidades no se extinguen por muchos golpes que la vida nos quiera dar, y para que sepa que tiene mi mano tendida al otro lado del dolor.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)