Hay personas sobre las que no puede escribirse mucho, no porque no haya cosas que decir sino porque no siempre se encuentran palabras que puedan explicar lo que significan para nosotros o porque la sinceridad, hoy en día, suele pagarse cara.
Es una pieza sin la que mi puzzle no podría terminarse y cada día estoy más segura de que apareció para hacerme ver cosas que antes no veía, para evitar que perdiera la fe en lo que hacía cuando hubo gente que quiso hacerme dudar de mi capacidad; y para prevenir que, en ningún momento, me traicionase.
Me ha demostrado que la amistad no siempre tiene edad y me ha dado consejos desde la experiencia de quien ha vivido veinte años más que yo. Es fuerte y diferente, no le hacen falta focos para brillar ni alas para volar. Un modelo de superación, mi ejemplo a seguir.
Si sufre, yo sufro, y si podemos repartir la pena para que pese menos, lo haremos.
Hoy la escribo para que recuerde que las oportunidades no se extinguen por muchos golpes que la vida nos quiera dar, y para que sepa que tiene mi mano tendida al otro lado del dolor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario