Debería quererte una buena mujer. Ojalá sea así, que una muchacha guapa e inteligente te encuentre y te envuelva en sus redes como a la joya más preciada, que no vuelvas a perderte, como hiciste conmigo. Que no te haga daño, como yo. Que bese tus labios gruesos en la noche fría de tu ciudad y no tema que le aprietes la mano en las tardes de lluvia.
Seguirás siendo tú, seguiré paseando por tu mente cada vez que recuerdes Madrid, una pulsera mal atada en el metro de Chamartín y un beso raudo en la puerta del CBA. Seguirás viviendo en el recuerdo de lo que fuimos, tal y como eras, con la chupa de cuero negra, la marrón años después, con una botella de licor dulzón y extranjero, hablando del rock'n roll de los 80. No volverá a doler lo que ya no duele, lo que me ha dejado la tranquilidad de un amor que fue real.
Esa mujer debería quererte como tú me quisiste a mí, con los ojos cerrados y las manos llenas. Ojalá deje en tu vida la estela de la ilusión fugaz que tú dejaste en la mía cuando quisiste volar más deprisa que yo.
Tal vez así puedas entenderme, tal vez así puedas perdonarme. Aunque no lo desee por eso, sino porque esta es la única manera que me queda de quererte.
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