Y tu vendrás, como venías entonces. Ocultando, sonriente, viejas penas. Con el gesto cansado y tosco quizás. Pero sonriendo.
Vendrás dejando atrás gente que, al cruzarse contigo, no percibirá tu olor ni tus maneras. Locos, no mirarán el color de tus ojos.
Llegarás para contarme tu batalla, y no acertaré a moverme. No palpitaré por temor despertar y encontrar que tan sólo fue un sueño. Que efímero fuíste, otra vez.
Se que vendrás, y que nada cambiará . El río seguirá llegando al mar y el agua no dejará de apagar el fuego cuando hayas aparecido. Tú paso seguirá siendo firme, pero tu abrumadora seguridad ya no excitará ninguno de mis sentidos.
Yo te hablaré de mis buenas nuevas y tú intentarás recordar las malas viejas, teñiremos de café la tarde, y cuando caiga el sol intentarás besarme, como entonces. Será cuando te hable de él, que siempre está, que me quiere bien. Y de ti, que vuelves a destiempo, a intentar desencajar el rompecambezas que otros ya han terminado.
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