miércoles, 30 de junio de 2010

Me gusta/No me gusta (II)



Me gustan el chocolate, las gafas de sol, los paseos en bici, y las fotos que Isa hace. Aparentar que no sé que me estás mirando, leer en un parque y frenar el pensamiento.
No me gustan los martes, las esperas, ni los relojes digitales.
Tampoco las películas de final fácil, la gente que no se pone la mano en la boca al toser, ni los pájaros en jaulas.

Prefiero un buen abrazo a un mal polvo, el ácido al amargo, y sus palabras a las tuyas.
Odio a los cobardes, el ruido de las motos y el despertador por las mañanas. Los perros que ladran sin parar, los padres abuelescos y el reguettón.

Adoro las velas, Marlango y los baños de agua caliente. Los melocotones, los tulipanes y los reencuentros sorprendentes.
Detesto las pipas correosas, los niños repelentes y los pelos en la sopa. Las baldosas sueltas que debajo esconden agua, las ventanas no abatibles y la ansiedad justificada.

Prefiero una mala respuesta a una respuesta ausente, tocar con los ojos a mirar con la boca y los trenes a los buses.
Besar bajo la lluvia, charlar con mis amigos y creer, de vez en cuando, en el destino.

Où et cuand?

Hay cosas que sólo suceden en la ficción, dicen. Pero no estoy de acuerdo.
Aquí dejo una de las escenas más entrañables del cine.
Y es que las cosas no son imposibles, nosotros las hacemos así. Pero bueno, quizás me equivoqué, y usted nunca será una hortaliza porque incluso las alcachofas tienen corazón. O quizás no.

martes, 29 de junio de 2010

Macho alfa.

Ya sabemos que si no nos implicamos será más fácil. Que si no me hueles, no tendrás que buscar mi olor. Que si no me besas no tendré que morderte el cuello.
Te tengo dicho que soy la mujer de hojalata, pero sabes que es un material fácil de abollar. Y aunque intentes evitarlo, cuanto más me toques más posibilidad cabe de que termine ocurriendo, de que la coraza se desquebraje y no quede más remedio que sucumbir al sentir. Me temo que sabes de lo que hablo porque tu material no es más resistente que el mío.

No voy a engañarte, estoy bastante vacía. Y no intento hacerme la fuerte al decirlo, pero es la verdad. Quizás por cobardía, porque así las cosas afectan menos. Quizás porque agoté los sentimientos en otra partida. No lo sé. Pero de la misma forma he de admitir que estoy cansada. Cansada de evitar, de tirar, tirar, tirar... y aflojar de golpe porque nada consiga cambiarme de color. De bordear situaciones, de empujar oportunidades. Y aunque esta parezca no ser la nuestra, quizás no resulte tan malo meter un pie en la piscina, que me huelas y te muerda, que tire, o tires, y aflojemos porque las circunstancias lo requieran. Si no me salpicas, sé que me voy a arrepentir más que si lo haces. Que el vacío duele menos, pero si lo llenas vale más.

Ven, y quédate dormido mientras me hablas. Ven, y vuelvete a enfadar cuando te despierte con una bonita canción. Hablemos del destino, corramos por Gran vía. Mánchame de nata, ponte la nariz de clown, llévame al penta a escuchar canciones que consiguen que me puedas amar, bésame cuando cante Antonio y estate a punto de perder otro tren. Luego, pídeme que nada de esto ocurra. Sólo otra vez. Que nunca me ha gustado tener en mente aquello que nunca sucedió y prefiero una vez más al jamás.

Qué más da si al final la luz queda apagada o encendida, si ninguna de las posibilidades va a cambiar lo que somos. Que para qué vamos a engañarnos, prefiero mirarte a no verte, escucharte a no oírte, agarrarte a no rozarte.


Temazo del día, bucanero:

lunes, 28 de junio de 2010

Restos de stock

Anoche estuvo aquí, llevo pensando el ello todo el día. Ahora la casa está vacía, pero intuyo un nudo en su garganta por el contestador. Me dice que sube y baja Gran Vía como un policía local, como el autoestopista de mis sueños, pero sé que no sabe caminar por caminos estrechos.

Y, aunque tú no lo sepas se nos iba la vida por las calles de Madrid. Todo lo demás no importaba. En su día libre, compramos dos tickets con destino a la ciudad del viento. Alhajita, me llamaba aquel Pequeño Rock'n roll en el Hotel los Ángeles con vistas al mar. Éramos kamikazes enamorados.

El salitre nos curtió la piel, la calle ardía a 39 grados. Recorrimos las avenidas de mi corazón, preferimos una jukebox a una cajita de música y los conserjes de noche nos miraron besarnos en doble fila.

Cuando llegaron los desperfectos, cuando nos invadieron los rusos, me enseñó los trucos fáciles para nos días duros. "Hey...nadie podrá con nosotros, lo voy a derribar por ti hasta que todo te encaje"- me repetía a cara de perro.
Me vio bailar bajo la lluvia y me convertí en su Miss Camiseta Mojada. Deslumbrado, se llevó mi amor en vena.

Pero la vida te lleva por caminos raros y, cual pájaros mojados, un día tuvimos que pedir permiso para aterrizar.

A veces se me olvida que no es personal, que aquel músico de guardía no tenía que arrepentirse por quemar su casa, por dejar vidas cruzadas y arañazos de piel roja en mi espalda.

Te lo dije, se equivocaban contigo. Me agarraste con tu arma más precisa y ahora tan sólo soy un nudo de doble lazo al otro lado del puente.
De haberlo sabido, los cuatrocientos gramos de avería y redención los habríamos soplado en el día de feria, cuando éramos reyes, cuando había partida.

Ahora, algo me aleja de ti, sólo queda polvo en el aire. Piedras y flores adornan la fiesta de la luna llena y tú estás deportado.

Mi daiquiri blues no te ha bastado para comprender que trabajo en escenas de acción, que hay veces que lo bordas y veces que lo tiras por la borda, que si vuelves a confiar en mi sólo quedarán riesgo y altura. Pero, ¿quién necesita una canción de amor cuando se tiene la violencia en vena?

domingo, 27 de junio de 2010

Everybody hurts


Se le ha apagado la luz. Nos mira pero no nos ve. Está contigo estando con nosotros. Tiene diez años más teniendo diez menos. Y no lo merece.
Que sí, que ya se que la vida no es justa y todo eso, pero ciertas personas no merecen sufrir. No tanto.
Ahora le toca ser el payaso triste, que ríe por fuera y llora por dentro, que espera lo inesperado, lo improbable, el milagro que la mantenga con ella. Porque, a veces, no esperar significa morir un poco. Y aunque lo esté deseando, no puede morir más. No puedes llevártela contigo porque te de miedo marchar sola.

Yo la abrazo, deseando quitarle un poco de dolor. Nos hablan del dolor físico, de los medios y tratamientos para aliviarlo, muy útiles para la fisiología mecanizada en el plano objetivo de la realidad. No voy a negarlo.
Pero, ¿dónde queda el otro tipo de dolor? ¿por qué nadie habla de lo que se siente cuando se parte un alma?, ¿qué hacer con ese cadáver interno que huele cada día más, con esa hemorragia existencial por la que escapan la vida y la felicidad de una persona buena?

martes, 15 de junio de 2010

Tenemos lo que merecemos.

Hay momentos de lucidez que caen sobre nosotros cuando menos lo esperamos. A veces, paseando. Otras, conduciendo, en la ducha, o viendo la escena más vulgar de una película de acción.
Y cuando golpean tu frente, cuando te hacen abrir los ojos más de lo normal, tienes que agarrarte fuerte a cualquier sitio para no caer. La verdad no siempre es amable, y eso es algo que cuesta encajar.
A veces las ideas se ordenan en cuestión de segundos. Y no sabemos cómo pero, de pronto, todo aparece ante nosotros. Lo vemos claro y podemos leerlo como una revelación que va a cambiar el rumbo de nuestros sueños.

Entonces, decidimos que es el momento de apartar lo malo. Lo que muerde las entrañas, lo que araña el alma.
Nadie tiene por qué tratarnos mal. Nadie es más que tú. Y tú no eres más que yo. Eso es algo que parecía haber olvidado. Pero, mira, si lo había olvidado es porque alguna vez lo tuve presente. Y me cuesta creer que vosotros hayáis tenido alguna vez una idea tan simple como esa metida en la caja de polillas que lleváis sobre los hombros. Juzgar es un arte muy barato y aún me cuesta entender por qué cuando se anda emocionalmente rico algunos tienden a comprarlo. Vosotros debiáis ser los reyes del mundo. De amor a vosotros estábais hasta arriba. Les hay que no se follan a sí mismos porque no pueden. Estoy segura.

Con miraros el ombligo y escupir en el ajeno se os llenaba el cuerpo de adrenalina. Con hablar sin escuchar, con cerrar puertas en la cara, con demostrar lo que nunca fuistéis, con vomitar decepción en cada esquina que doblabáis, teniáis suficiente. Aunque a mi me resulte más fácil hablar de empatía, a veces resbalo y olvido que no sois como yo. Que ese sentimiento no lo tenéis registrado.

Ojala las cosas hubiesen salido de otra manera. Ojala no hubieráis tirado la primera piedra.
Pero ni yo estaba libre de pecado, ni vosotros dispuestos a guardarosla en el bolsillo. Porque cuando alguien sobra, lo mejor es que se marche. Hacerle desaparecer, apedrear y enterrar. Aunque hayamos cometido el mismo pecado, enterremos los nuestros con los del lapidado. Para que nadie los vea, no vaya a ser que susurren a otros oídos. Que no queremos terminar como ese, sangrando en el suelo.

Cuánta mezquindad. Ahora puedo decirlo. Después de ocho macabros meses, puedo estar orgullosa de haber vísto de manera clara, así, escuchando una canción, que ya no me hacéis daño. Que vuestro ego es la cruz que tenéis que cargar. Y que, aunque hayan dolido, esas piedras no han logrado terminar conmigo. Soy mucho más fuerte de lo que creía, y da bastante pena que tengan que pasar estas cosas para adivinarlo. Pero si es la única forma, dejadme un bate, que hago maravillas.

http://www.youtube.com/watch?v=i1sPityLW4I

martes, 8 de junio de 2010

Cosas que hacen del mundo un lugar peor (en continua construcción)

-La guerra.
-El olor a sudor en general, y en el transporte público en particular.
-Las faltas de ortografía.
-Los meapilas.
-Los 4.9
-La ansiedad.
-Decir "no" cuando quieres decir "sí", y viceversa.
-Los que sorben la sopa.
-No mirar a los ojos de la otra persona cuando le estás hablando.
-Que se te ponga un cabezón delante en el cine/teatro/concierto.
-Que no haya papel higiénico.
-La soledad no autoimpuesta.
-Comer una almendra amarga.
-Los libros con mal final. Me explico, no con un final infeliz, si no con un mal final. Ya sabéis, lo de quedarte como si nada hubiera pasado. A medias.
-Quedarse a medias.
-El dolor.
-Masticar, sin querer, una guindilla.
-Que la impresora falle en el momento menos indicado.
-Que la familia encoja.
-Que se atranque el ascensor.

sábado, 5 de junio de 2010

El dueño de la herida

¿Quién es el dueño de una carta: el remitente, o el destinatario? Acaso el correo, en su trayecto al menos.

¿Quién es el dueño de la herida: el que la causa, o el que la padece? ¿No son caras las dos de una misma moneda? O quizá el dueño es el sentimiento que les clava su dardo.

Quien ama, quien es amado y el amor: ese arquero que los llaga a ambos, ese puente levadizo en que se encuentran y se desencuentran… El dueño de la herida es el verdugo y es la víctima; es el idólatra y es su ídolo; pero, sobre todo, aquello que los vincula o los enfrenta, sea cual sea su nombre. Porque hay amores que no saben el suyo verdadero.

-Antonio Gala-

La belleza está en los ojos del que mira.

Érase una vez, en un país lejano, un joven príncipe que vivía en un resplandeciente castillo.
A pesar de tener todo lo que podía desear, el príncipe era egoísta, déspota y consentido.
Pero una noche de invierno llegó al castillo una anciana mendiga y le ofreció una simple rosa a cambio de cobijarse del horrible frío.

Repugnado por su desagradable aspecto, el príncipe despreció el regalo y expulsó de allí a la anciana. Pero ella le advirtió que no se dejara llevar por las apariencias, porque la belleza se encuentra en el interior. Y, cuando volvió a rechazarla, la fealdad de la anciana desapareció dando paso a una bellísima hechicera.

El príncipe trató de disculparse, pero era demasiado tarde; pues ella ya había visto que en su corazón no había amor. Y, como castigo, lo transformó en una horrible bestia. Y lanzó un poderoso hechizo sobre el castillo y sobre todos los que allí vivían.

Avergonzado por su aspecto, el monstruo se encerró en el interior de su castillo con un espejo mágico como única ventana al mundo exterior.
La rosa que ella le había ofrecido, era en realidad una rosa encantada que seguiría fresca hasta que él cumpliera veintiún años. Si era capaz de aprender a amar a una mujer y ganarse a cambio su amor antes deque cayera el último pétalo, entonces se desharía el hechizo. Sino, permanecería condenado a seguir siendo una bestia para siempre.
Al pasar los años comenzó a impacientarse y perdió toda esperanza pues, ¿quién iba a ser capaz de amar a una bestia?

miércoles, 2 de junio de 2010

Otra más.

No importa lo que hagas, ni lo que te esfuerces. La gente va a seguir decepcionándote.
Mira que te lo había advertido. Que muchos más iban a hacerlo, que iban a poder un poco más contigo. Y tú me escuchabas como si en realidad te lo creyeras, pero sabía que no, que en el fondo no lo hacías. Tienes esa manía de coger una confianza tan gratuíta hacia el resto del mundo la que me cabrea y la que a ti te golpea.

Mírate, contando fracasos, recordando cicatrices. Yo sólo puedo abrazarte y decirte que yo no lo haré. No voy a decepcionarte. No soy como el resto. Y por mucho que se empeñen en decir que, en realidad, soy peor que todos ellos, no es verdad. No dejes que todo esto te corrompa más.
Venga, lávate esa cara y salgamos a disfrutar un poco del sol. Hagamos mil fotos y riámonos un poco de nosotros mismos. Crucemos el río y bailemos en la orilla.